Cine de Terror, una breve historia




“El hombre, en su incansable búsqueda de conocimiento y entendimiento del universo buscó a su Dios, pero en el camino solo crearon más monstruos”

El miedo, como la alegría o el asombro, siempre han sido esenciales en la vida o existencia del hombre. Y en el caso del cine su origen va de la mano con la creación del mismo sistema de entretenimiento.  En 1896, durante aquella mítica presentación de los hermanos Lumiere, “L’arrivée d’un train à La Ciotat” o La llegada del tren, la dupla Lumiere sorprendió a los espectadores al punto de que muchos de ellos salieron corriendo de la carpa improvisada a modo de cine. Creían, según se cuenta, que el tren saldría de la pantalla y los aplastaría. Pero la primera cinta que fue considerada como de terror corrió a cargo de Georges Méliés, llamada La mansión del diablo, en 1896, a principios de 1900, Francia se llevaría el estatuto de precursor del cine de terror, con cintas como El diablo en el convento, el Diablo Negro, ambos de Méliés, Le Squelette Joyeoux de Louis Lumiere.

En 1922 y dentro de una corriente alemana de películas escalofriantes, mudas y en blanco y negro (obviamente) aparece “Nosferatu: una sinfonía de horror” basada “libremente” en la obra literaria de Bram Stoker “Dracula” lo cual le trajo una serie de problemas legales al estudio que filmó la película, pues la viuda de Stoker los demandó por no pagar los derechos por dicha historia.

Fue entonces en 1930 que Universal Studios decide enfocarse en el cine de terror, adueñándose de aquellos monstruos que hoy día son de la cultura pop. Drácula interpretado por un elegante y magistral Bela Lugosi, Frankenstein revivido por el mismísimo Boris Karloff, la momia, el hombre invisible, el hombre lobo y después un sinfín de remakes y mashups de monstruos. Después, y durante los años 50, llegó la nueva generación de cine de terror bajo la etiqueta de cine de ciencia ficción, con películas como El dìa que la tierra se detuvo (ya saben, Klattu Bara Nikto) La guerra de los mundos, Invasion of the body snatchers, luego, dando un salto de décadas llega una de las películas que seguirán en los anaqueles del terror espacial Alien: el octavo pasajero, que así como The Thing, nos llenan de terror y desagrado al ver miembros cortados y sangre, muuuucha sangre.

Y Hablando de sangre, otra de las secciones del cine de terror, y que ha ganado una fidelidad, fuerza y popularidad increíble, ha sido el genero Slasher. ¿qué carajos es eso? El término pudiera traducirse a cuchillada, básicamente es sobre un psicópata suelto asesinando a diestra y siniestra a jóvenes que están fuera del rango de vigilancia de un adulto. ¿ya les suena?
Pero ¿qué mente retorcida pudo crear o al menos influenciar dicho cine horrendo? Asì es, el mismísimo Alfred Hitchcock con su película de culto “Psicosis” en 1960. Después llegarían películas como Peeping Tom, Blood Fest, Profondo Rosso. Pero nada ni nadie tan famosos como aquellos que emergieron de la tierra oscura y maldita para descuartizar jóvenes en medio de algún bosque lejano como en Viernes 13, entre pesadillas como Nightmare on Elm Street o incluso en las calles urbanas de una ciudad estadounidense cualquiera como en Halloween, refiriendonos a Jason Voorhies, Freddy Kueguer y Michael Myers.

Tal pareciera que el cine de terror tiene sus momentos cumbre, sus décadas fuertes para, luego de posicionarse y aterrorizar al público, se retira por un par de años, dejándonos descansar. Pero entonces, como cierto monstruo en Derry que duerme cada cierto tiempo, el cine de terror regresa con hambre de más y llega con una nueva generación de terror.

Entonces llega una nueva serie de películas para meternos en nuestras camas y rogar a cualquier espíritu bondadoso que no veamos nada de lo que atestiguamos en el televisor. Cintas como El resplandor, Rosemary baby, The Omen, The Exorcist, IT, the Blair witch Project, El Conjuro, Anabelle, El Aro, La Maldición, Mártires, etc.
Definitivamente el miedo es parte del consumo diario de dosis humanas, y el cine es otro canal de comunicación para ese sentimiento y dichosos aquellos que lo disfrutan como psicópatas en potencia y pobres de aquellos que lo ven para sufrir en silencio y saltar en la butaca del cine. Y que, aun con todo, seguimos yendo al cine a torturarnos.

Si se saben de alguna otra película que se me haya escapado (ya que son cientos de ellas) no duden de escribirnos por medio de Facebook, y recuerden, si están en un campamento cerca de un bosque no se separen del grupo, menos para tener sexo. No cenen pesado si no quieren pesadillas y sobre todo, cuidado con las personas que sonríen demasiado bajo una máscara.

Bueno, hasta la próxima y dulces pesadillas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Abajo, tan arriba.

El Cofre

Todo se ve hacia dentro