La guarida del Perro
La entrada del callejón es un pasillo largo adornado por dos paredes de adobe viejo y descascarado, y con todo, se puede ver la fuerza de ambos edificios sosteniendo casas de dos pisos. Se extiende media cuadra para dividirse en un pequeño cruce, de ahí se puede mover uno a derecha o izquierda, adentrarse a la colonia o regresar sobre sus pasos hacia la avenida. Pero debes avanzar si quieres llegar a tu destino, ahí donde la atención y las ganas de trabajar se nota en cada fibra del lugar y de su dueño, hablo de “La Barbería Méndez”. La primera vez que me topé con Alan “El Perro” Méndez fue por una de esas extrañas casualidades donde no encontraba alguien que me cortara el cabello. La última señora fue una maestra del machete laser con poco toque y carisma y lo que menos quería era volver a caer en sus malévolas manos. Así que con todo y la desesperación, me dejé la greña más larga que de costumbre; y ahí anduve, vagando como un loco salvaje, pero con mi ego intacto.