Un mundo que se repite a sí mismo









He estado ausente del teclado, las palabras y los borradores por más de dos semanas y en ese tiempo he visto, leído y releído, noticias absurdas, noticias hirientes y más noticias vergonzosas.
Empecemos por nuestra casa.

Estamos en tiempos electorales y con el día de las votaciones a la vuelta de la esquina, ha habido, si no me equivoco, tres debates entre los candidatos a la presidencia de nuestro país. ¿Qué ha pasado de relevante? Absolutamente nada. Como cada sexenio, lo único que han hecho estos “representantes del pueblo”, ha sido insultarse unos a otros; o cuando alguien dice algo inteligente queda opacado por algún insulto o burla por parte de alguno de los otros participantes.

Entonces, ¿Qué pasa allá afuera? ¿Qué pasa entre los seguidores de aquellos personajes que se han vuelto una caricatura de la política mexicana? Pues sí, pasa lo peor. Insultos, golpes, peleas en las calles, redes sociales (estas las más frecuentes) por candidatos que no tienen ni idea de lo que está cruzando por la cabeza de sus seguidores.

¿Vale la pena pelearse o discutir por X o Y candidato? Por  supuesto que no. Lo mejor sería, que después de votar, gane quien gane las elecciones, pensar detenidamente como exigir a quienes “pusimos” en esa silla presidencial para cumplir con sus promesas, como orillarlos a realizar lo que legalmente deben hacer. Ayudar a hacer de esta nación, lo que está destinada a ser, un país basto no solo en territorio, sino en poderío, riquezas y no hablo de una macro economía, que si podemos hacerla, sino de la riqueza en pueblos indígenas, naturaleza, talento, personas humanamente dispuestas a ser mejor día con día, por ellos mismos y pos los suyos. Este es el México que no solo queremos, sino que nos debemos, que nos merecemos.

Para quienes me conocen saben que no soy afín a la política, me mantengo a raya cuando de discusiones partidistas se trata. No porque no me interese, sino porque sé que ese tipo de pláticas nunca llega a ningún lado si no se está de acuerdo con lo que el país realmente necesita.

¿Y qué es lo que hay afuera?

Después de ver todo este caos dentro de nuestras casas decides voltear al exterior, del otro lado del muro, allá donde se hacen maravillas fílmicas, de literatura y la mayor parte del entretenimiento mundial, para distraerte, ¿Qué es lo que ves? La acción más insultante, intolerante y vergonzosa que se ha visto desde la segunda guerra mundial, niños en jaulas. Al parecer el gobierno de los Estados Unidos de (Norte) América decidió, en un acto no solamente vergonzoso, sino desesperado; separar a las familias indocumentadas, llevando a los padres a centros de detención en donde llevan un proceso de deportación mientras sus pequeños, sin entender qué diablos pasa, asustados y “solos” tienen que esperar Dios sabe que, para poder salir de sus habitaciones compuestas con mallas ciclónicas dentro de un viejo Wal-Mart.  ¿Qué es lo que pasa con ese País que se jacta, en toda su cultura artística, periodística e incluso la bélica, de ser “La tierra de las oportunidades” ¿Qué se puede hacer desde acá? es mi pregunta, ¿cómo se puede ayudar a esas personas estando nosotros de este lado? La verdad es que si me encantaría una respuesta, porque yo no la tengo y eso es frustrante, todos en mi país conocemos a alguien que vive en el extranjero y por quien tememos que pueda pasar por esta horrenda experiencia, pero nos sentimos atados de manos, lo único que nos queda, son las palabras de inconformidad y eso no ayuda mucho que digamos. ¿Por cierto, y es pregunta seria, cuales son las acciones del gobierno Mexicano contra este comportamiento del gobierno “Gringow”?

El mundo se repite a sí mismo. Está pasando por días oscuros, tiempos extraños que, como las personas que lo vivimos, se han vuelto cada día menos tolerantes, cayendo en un espiral de odio contra aquellos que opinan, son o creen en cosas diferentes, la tolerancia está llegando vertiginosamente a niveles tan bajos que incluso las decisiones personales terminan siendo un pleito de dominio público. 

En ambos casos sobresale una palabra: Tolerancia. Y es todo lo que el mundo necesita.

Tengo Fe que de algún modo u otro, las cosas saldrán bien al final, pudiera ser una forma ingenua de ver el mundo, pero creo que somos más los que intentamos cambiarlo, una pequeña acción a la vez.

Recuerden esa frase de Napoleón Bonaparte, 

un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla

Y por dios, en ambos casos, parece que no entendemos.

No tengo más palabras salvo esperar y seguir, ¿Qué? pues, la vida. 



Buenas noches y buena suerte.

#HellToTheYeah


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Abajo, tan arriba.

El Cofre

Todo se ve hacia dentro